Joseph Humbertus Pilates desarrolló esta disciplina pensando en los soldados ingleses prisioneros durante la Primera Guerra Mundial, curiosamente a pesar de haber sido creado por un hombre y pensado específicamente para ellos, son pocos los que habitualmente practican esta disciplina. No obstante, quienes lo hacen saben que es uno de los mejores ejercicios para incrementar la fuerza, flexibilidad y agilidad de movimientos.
El cuerpo del hombre, a diferencia del de la mujer, tiende a la rigidez muscular ya que tiene un mayor porcentaje de masa muscular. En Pilates, el trabajo que se realiza en la musculatura profunda, mejora el control y la amplitud de movimientos. Estos músculos profundos y posturales bien tonificados y alineados, hacen más efectivo el trabajo de elevación de resistencias (las llamadas “pesas” tan exitosas entre el público masculino), ya que a la hora de hacer un movimiento se pondrán en marcha muchas más fibras musculares.
También mejoran los abdominales, ya que el método Pilates refuerza la musculatura profunda de la zona abdominal; esto se traduce en una mejora estética además de funcional del llamado POWERHOUSE o centro. El intenso trabajo abdominal garantiza además una corrección en la línea lumbar, lo que lo convierte en el ejercicio perfecto para combatir el dolor de espalda.
A lo largo de mi experiencia como instructora he podido comprobar cómo los hombres se van acercando poco a poco a probar el método, algunos por curiosidad, otros por recomendación médica o bien para añadir un estímulo diferente a su entreno cardiovascular. Sea cual sea el motivo, el método acaba enganchándoles incluso más que a las mujeres y curiosamente se mantienen fieles a una práctica regular.
